En Autoclassic comenzamos hoy un especial sobre los 100 años de Maserati. |
En esta edición de "Marcas con historia", repasaremos los 100 años de Maserati. La casa italiana, hoy propiedad del Grupo Fiat ha dejado una huella marcada a fuego tanto por sus modelos de calle, como por sus victorias en el campo deportivo. Tras el salto, la primera parte.
La historia de Maserati es, ante todo, la historia de una familia: Rodolfo Maserati, un empleado del ferrocarril durante la época de la monarquía italiana, Carolina Losi y sus 7 hijos. En aquellos días, trabajar cerca del «caballo de hierro a vapor» no era para todos.
En cierto sentido, Rodolfo era un hombre del futuro: los hermanos Maserati heredaron su pasión por la velocidad. Antes del cambio de siglo, el grupo familiar ya estaba al completo: el hijo menor, Ettore, nació en 1894, mientras que el mayor, Carlo, de 1881, ya había iniciado su carrera profesional.
En 1913, Alfieri se trasladó a Bolonia, donde puso en marcha un servicio de asistencia para Isotta Fraschini. Para entonces, ya se había convertido en una especie de embajador mundial de la marca. Pero, siguiendo las huellas de Carlo, pronto decidió establecerse por su cuenta, haciendo participar también a sus hermanos en la nueva actividad: Bindo se quedó en Isotta Fraschini, mientras que Ettore y Ernesto lo siguieron de inmediato.
Así es como nació la «Società Anonima Officine Alfieri Maserati» en Via de’ Pepoli nº 1, un garaje con taller para automóviles. Los documentos de constitución como empresa individual se enviaron a la Cámara de Comercio e Industria de Bolonia el jueves, 1 de diciembre de 1914. Cinco meses más tarde, Italia entraba en guerra. Alfieri y Ettore fueron reclutados. Ernesto, que sólo tenía 17 años por entonces, se quedó, trabajando durante el día en el taller y asistiendo por la noche al Instituto Técnico Aldini de Bolonia.
La marca se fundó en Bolonia el 1 de diciembre de 1914, aunque oficialmente empezó su actividad el 14 de diciembre del mismo año. El corazón de la empresa estaba entonces representado por Alfieri Maserati y por dos de sus hermanos, Ettore y Ernesto. A todos les gustaba la mecánica y eran apasionados de la velocidad.
A pesar de su total dedicación en sus trabajos técnicos y comerciales, siempre encontraban la forma para ponerse al volante de un auto de carreras en los años de oro de las competiciones. Un cuarto hermano, Bindo, se unió a la empresa a la muerte de Alfieri en 1932. Se atribuye en cambio a Mario Maserati, otro hermano, la creación del famoso logo Maserati, inspirado en la fuente del Neptuno de la Piazza Maggiore, en el centro histórico de Bolonia.
El primer automóvil que llevó el nombre de Maserati recibió el nombre de Tipo 26, como el año en que comenzó a competir. Fue un debut digno de recordar: un octavo puesto en la clasificación general y la victoria en la categoría de hasta 1.500 cm³.
En su cuaderno de tapa azul, Alfieri escribió con una caligrafía elegante «todas las características de los autos que se han construido hasta ahora». Así es como describió el primer Tipo 26: «Motor desplazado hacia delante 3 cm – Transmisión Tipo 26, tres velocidades – Tubos de escape en tres secciones – Caja del diferencial de bronce con tubos claveteados – Eje delantero tipo Casaralta con frenos delanteros accionados por cables flexibles».
La primera victoria absoluta llegó el 13 de junio de 1926, en la carrera del «Kilómetro Lanzado» de Bolonia. Al volante iba el hermano más joven, Ernesto, que superó los 167 km/h. Los hermanos Maserati aumentaron la producción y comenzaron a vender el Tipo 26 a pilotos privados, los pilotos amateurs o «gentlemen drivers» de la época, quienes, después de haberlo visto competir en su primera temporada, formaban una larga cola fuera del taller de Bolonia.
El éxito continuaba pero, el 8 de mayo de 1927, Alfieri sufrió un terrible accidente en una carrera celebrada en Sicilia, que le causó la pérdida de un riñón.
El 28 de septiembre de 1929, por fin lograron en Cremona su primer récord mundial como Maserati. El conductor era el piloto Baconin Borzacchini: a bordo de un V4 con un motor de 16 cilindros, terminó la carrera de diez kilómetros con una velocidad media de 246,069 km/h. Nadie consiguió batir ese récord hasta finales de 1937.
Lamentablemente, las victorias de la firma tuvieron su primer gran golpe. Alfieri falleció en 1932 durante una intervención quirúrgica. Tan solo tenía 44 años, pero el único riñón que le quedó tras el tremendo accidente de 1927 llevaba funcionando mal hacía tiempo. Para salvarlo, los doctores intentaron una operación radical, pero, por desgracia, fracasaron en ella.
A finales de los años 30, Maserati se sentía presionado por los nuevos vehículos alemanes, Mercedes-Benz y Auto Unión, que contaban con el fuerte respaldo del gobierno del Tercer Reich. Ernesto, Ettore y Bindo comprendieron que el país necesitaba un claro cambio de rumbo, motivo por el cual aceptaron la colaboración del famoso emprendedor italiano Adolfo Orsi.
Su imperio abarcaba desde las fundiciones hasta la industria siderúrgica, la metalurgia, las máquinas herramienta, los equipos agrícolas y los servicios. Al igual que los hermanos Maserati, su éxito se debía a sus propios esfuerzos. En 1937, Ernesto, Ettore y Bindo le cedieron toda la compañía.
No obstante, siguieron ocupando varios cargos directivos en las dos empresas distintas adquiridas por Orsi: Officine Alfieri Maserati, para la producción de autos de carreras, y Fabbrica Candele Maserati, para la producción de bujías. La sede de ambas empresas se mantuvo en Bolonia.
Orsi era un inteligente hombre de negocios y gestionó muy bien la reestructuración de la situación financiera, sin interferir en los aspectos técnicos, en los que no tenía experiencia. Por último, libres de otras distracciones externas, los hermanos Maserati pudieron volverse a dedicar a lo que mejor hacían en el mundo de las carreras.
Texto originalmente publicado en la edición 2014 de la revista Automóviles de El Observador.