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| Hoy en "Modelos con historia" repasamos un poco de el legado de Maserati en las pistas, con el 250F. |
Su potente motor, un seis cilindros en línea de 270 caballos, su extraordinaria ligereza, solo 650 kilogramos, y los ases que lo condujeron, dos de los mejores pilotos de la historia del automovilismo, llevaron al 250F del Tridente a alzarse con el título mundial de 1957.
El encargado del proyecto fue el ingeniero Gioacchino Colombo, que contaba con la ayuda de Vittorio Bellentani y Valerio Colotti. Había que "retirar" el anterior A6 GCM, activo de 1952 a 1953, y adecuar el vehículo a los nuevos reglamentos técnicos de los Grandes Premios.
En invierno de 1953 el equipo de ingenieros motoristas de Maserati debate acerca de la naturaleza del nuevo propulsor que se debe introducir: como alternativa a la solución del 2500 cm³ de alimentación atmosférica, la Federación Internacional permite la posibilidad de montar motores de 750 cm³ sobrealimentados mediante compresor. Al final se impone la línea conservadora defendida por Gioacchino Colombo.
La cifra 250 identificaba la nueva cilindrada de 2,5 litros, obligatoria para los motores aspirados de Gran Premio. La letra F no es más que la inicial de "Fórmula". Además de estar equipado con los novedosos seis cilindros en línea de Maserati, el 250F incorpora otras innovaciones. Así, por ejemplo, adopta el puente trasero De Dion dotado de un tubo rígido situado delante del eje posterior.
El cambio se halla montado de manera transversal y formando un bloque único junto con el diferencial. En un primer momento, la transmisión se confía a un cambio de cuatro velocidades, pero en 1955 es modificada: un nuevo cambio de cinco marchas mediará entre el motor y las ruedas. En la temporada de 1956 se da un paso más en la evolución: el motor se gira 6° grados con respecto al eje longitudinal para bajar el centro de gravedad y así favorecer el rendimiento aerodinámico.
Ganador desde su estreno, el 250 F parece lanzado hacia el título mundial desde un buen principio, en la temporada de 1954, cuando Fangio participa en los dos primeros Grandes Premios como abanderado de Maserati. Tras dos etapas, el as argentino lidera la clasificación con la máxima puntuación posible. Un acuerdo estipulado anteriormente con Mercedes, sin embargo, obligaba a Fangio a incorporarse al equipo de Stuttgart en cuanto el monoplaza alemán estuviera listo: la feliz colaboración con el campeón sudamericano se ve interrumpida. Pero se retomará tres años más tarde.
En 1957 Fangio vuelve a Módena para completar con Maserati una misión que había quedado pendiente. El éxito final no se le escapa; de este modo contribuye a difundir esa fama de monoplaza ganador que el 250F sigue conservando en nuestros días. No obstante, en realidad fue otro piloto, el francés Jean Bhera, quien más ligó su nombre al mítico Maserati de Fórmula 1: en tres temporadas logró dieciocho victorias en carreras valederas para el título mundial, más los triunfos en los grandes premios de Bari y de Pau.
En las manos de Juan Manuel Fangio y Stirling Moss, en siete años de servicio (1954-1960), el 250 F cosecha éxitos sin parar y se consolida como el monoplaza de referencia de la categoría. Con Fangio al volante, el 250F conquistó su primera victoria absoluta en el Gran Premio de Argentina de 1954. El Maserati 250F es el mejor Fórmula 1 de motor delantero que se haya podido conducir jamás.
Así lo declaró Sir Stirling Moss muchos años después de su retirada de los circuitos. Precisamente al volante del 250F, Moss se adjudicó dos de las más prestigiosas pruebas del mundial de 1955: el Gran Premio de Italia y el Gran Premio de Mónaco.
Ha pasado más de medio siglo, pero el chasis del 250 F, ligero y estilizado, ya anticipaba los rasgos de elegancia y tecnología que hoy día cobran vida en cada uno de los Maserati de la gama actual.
