¿Quién da más? Se subasta el último Duesenberg SJ Beverly

jueves, 14 de noviembre de 2013



Este Duesenberg SJ Beverly 1933 es la última unidad comercializada de la marca que desapareció en 1937.
Si les gustan los autos clásicos, el nombre Duesenberg seguro les suena, y sino, les comento que fue una marca de lujo norteamericana muy afamada en los años 20 y 30, habiéndose fundido en 1937. En unos días, se subastará- un SJ Beberly de 1933, el último comercializado, y que conoceremos a continuación.

Antes de ir de lleno con el SJ Beverly, vale la pena repasar un poco de la breve historia de la marca norteamericana Duesenberg. En 1913 los hermanos Fred y August Duesenberg fundaron la Duesenberg Automobile & Motors Company Inc. con la finalidad de fabricar autos deportivos y lujosos. Desde aquella época de oro de los Duesenberg nunca ha habido otra marca americana que se le parezca. Hablando mal y pronto, eran el equivalente yankee a los Rolls Royce. La marca desapareció en 1937, con apenas 650 unidades producidas en su breve historia.

El próximo 21 de noviembre en Nueva York, se subastará un Duesenberg SJ Beverly de 1933. ¿Qué tiene de particular este y no otro? Básicamente, porque no hay dos Beverlys iguales, ya que la marca llevaba al extremo la unicidad de sus productos, no existiendo dos carrocerías terminadas de la misma forma o con los mismos materiales. Y este que ven en las imágenes es realmente único, porque es el último que se vendió a un propietario con billetera ancha.


Es el chasis número 2.538, el motor J-512 y la carrocería número 978. Fue carrozado inicialmente por la empresa Walter M. Murphy Company mediante el encargo de G.E. Crandall, un ejecutivo de la cadena de almacenes Montgomery Ward, que vio el Model J cuando se presentó en 1930 y decidió mandarse a hacer uno a su capricho y gusto. El SJ Beverly era capaz de alcanzar las 100 mph (160,93 km/h), una cifra que para la época era bastante alta. Los años 30, recordemos.

Crandall se quedó con su auto algo menos de dos años y luego lo devolvió a la fábrica. Vaya a saber uno por qué. En 1933, un tal Powel Crosley Jr. quiso hacerse con un Model SJ, pero había un problema, y Walter M. Murphy Company había cerrado sus puertas. Por esa razón, Duesenberg decidió tomar el auto que le habían devuelto, y le adaptaron una estética a gusto del señor Crosley, que se llevó a casa una limousine de 1933 0km, con 324 cv bajo el capot. Más que respetable cifra de potencia, incluso para nuestros días.

Este Duesenberg SJ Beverly ya pasó por tres coleccionistas hasta ahora, y cuenta con un pedigree de premios interesantes, incluido el Best in Class del Concours d’Elegance de Pebble Beach en 2008, y otros cuatro trofeos más. Según anuncia la casa de subastas RM Auctions, este lote N°124 comenzará la puja a partir de los dos millones de dólares dentro de unos días en la Gran Manzana. ¿Quién da más?

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