La juguetería del coleccionista: visitamos el Autojumble de Autoclásica 2013

martes, 5 de noviembre de 2013



Los coleccionistas llegan a Autoclásica a buscar esa pieza que les falta, o esa que simplemente les gustaría tener.
Autoclásica es una exposición casi que mágica. Se respira un aire sumamente agradable, a combustión, mezclado con cuero y madera, y cada detalle hace a la fotografía mayor. Pero ningún espacio de esta muestra bonaerense es tan especial como el Autojumble, y hoy daremos un pequeño recorrido por él.


Cada año espero poder ir a Autoclásica porque es un viaje genial desde todo punto de vista. No solo se pueden ver automóviles únicos en el mundo, sino que además te permite conocer personajes o espacios tan folclóricos como entrañables.

El hecho de realizarlo en un espacio tan snob como un hipódromo no es interferencia para meterse en lo más profundo del espíritu petrolhead, que disfruta de oler nafta quemada, o quedar sordo al lado del rugir de un grotesco V8 o un delicado pero estremecedor doce en V.


En un espacio apartado de las capelinas o los jurados que miden hasta el espesor de las capas de pintura para realizar su votación anual al "Best of Show", está el Autojumble, un espacio mucho más relajado. Digamos, de jean y championes, por seguir con la metáfora textil. 

Mientras otros años hubo que hacerla entre barro, botas de lluvia, y piezas arruinadas por la tormenta, en esta edición 2013 el Autojumble gozó de muy buena salud, y se lo pudo recorrer bajo un calorcito cuasi-veraniego, haciendo todavía más disfrutable el paseo.


Al igual que otros años, los precios ridículamente altos no permitieron que los enviados de Autoclassic nos viniéramos con un botín cuantioso, pero sí se pudieron dar algunos gustos sencillos. Para eso pregúntenle a mi compañero de viaje, que trajo algunas cosas para seguir mimando a su clásico. En mi caso se redujo a un par de revistas EVO y Octane, lectura obligada cada vez que cruzo el charco.

Pero yendo a lo que tuvo el Autojumble, nuevamente se pudieron apreciar rarezas de todo tipo, como artesanías únicas, piezas poco comunes, ya sea de autos, como de elementos relacionados a ellos, un ejemplo, surtidores de combustible vintage, que juro por el teclado sobre el que escribo, que el día que tenga un lugar para ponerlo -y el dinero- me compro uno.


Sin embargo, a diferencia de otros años, comenzaron a aparecer otros stands en el Autojumble con elementos poco tradicionales para la muestra, como ser un puesto en donde se vendían jabones naturistas o plantas y flores. Sí, leyeron bien. 

Lo único que pido es que esta hermosa romería tuerca no se convierta en una especie de romería a secas. Si vamos a apelar a la tradición, óxido, grasa y mucho fierro viejo. Esa es la receta para tenernos contentos. Les dejo algunas imágenes del Autojumble 2013.

El arte también tiene su espacio en el Autojumble.
Arte de todo tipo, no solo sobre un lienzo.
Mucha gente que se acercó, gracias al buen tiempo que acompañó en esta edición 2013.
Los niños -y los no tanto- también tienen su espacio en el Autojumble.
Tiradores de puertas para todos los gustos. También matrículas, algunas conocidas por estas tierras.
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