Marcas con historia: Maserati (Parte II)

martes, 17 de junio de 2014



Maserati es todo un nombre en materia deportiva, encabezando su currículum con Juan Manuel Fangio.
Seguimos repasando el centenario de Maserati, en este caso con la segunda entrega del especial que dedicaremos en Autoclassic a la celebración automotriz del 2014. Hoy completaremos esta nueva edición de "Marcas con historia", a continuación.
Marcas con historia: Maserati (Parte I) (leer parte 1)
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Maserati ya no se encontraba en Bolonia, sino en Módena. Orsi quiso concentrar sus negocios en un terreno de su propiedad. La fábrica de Maserati se inauguró en Viale Ciro Menotti, una dirección destinada a convertirse en sinónimo del mundo de los automóviles. 

Sin embargo, la guerra los obligó a olvidarse por un tiempo de la producción de autos de carreras y a concentrarse en las bujías y en otros materiales clave para el esfuerzo bélico. En este periodo, la Fabbrica Candele Accumulatori Maserati siguió suministrando a Officine Alfieri Maserati las baterías necesarias para los vehículos eléctricos producidos entre 1940 y 1945.


A principios de marzo de 1946, hizo su debut en el Salón del Automóvil de Ginebra el prototipo de lo que se podría considerar como el primer GranTurismo o, en otras palabras, el primer Maserati destinado al uso cotidiano y no a la competición. 

El proyecto recibió el sencillo nombre de «A6» (la «A» en honor a Alfieri y el «6» por el número de cilindros) y lo inició Ernesto Maserati antes de que los hermanos decidieran dejar la empresa para siempre. El público lo recibió muy bien por su originalidad y su diseño, por lo que se dio comienzo a su producción. 


Ese mismo año, Ernesto, Ettore y Bindo Maserati deciden abandonar la empresa y regresar a Bolonia. Nunca habían tenido ningún problema particular con Orsi, pero es posible que los hermanos quisieran alejarse de la mentalidad industrial del grupo y, además, estaban cansados de las continuas discusiones con los sindicatos. Fundaron una nueva empresa, Osca, en la que se dedicaban exclusivamente al diseño, el desarrollo y la fabricación de automóviles de competición.

En 1948, Maserati expuso en el Salón del Automóvil de Turín su primer modelo A6 1500, de cuya increíble renovación estilística era responsable el famoso diseñador Pininfarina.


En 1953, Adolfo Orsi dividió la administración de sus empresas entre varios miembros de su familia: él y su hijo Omar se quedaron con Officine Alfieri Maserati, que incluía la producción de automóviles y herramientas. La producción de automóviles, de acuerdo con su plan, tendría el cometido de crear un nombre prestigioso que ayudara a vender sus otros productos.

En 1954, las normas para los campeonatos mundiales de pista cambiaron radicalmente, tanto, que se podría decir que éste fue el momento en el que nació la verdadera Fórmula 1. Maserati regresó a las pistas como protagonista con el 250F, que se estrenó con una victoria inmediata. Juan Manuel Fangio ganó el Gran Premio de Argentina y Spa. Más tarde, el piloto argentino, conduciendo ya para la marca Mercedes, volvió a la Casa de Stuttgart y luego a Ferrari, aunque el momento álgido de su carrera todavía estaba por llegar. Y sería a bordo de un Maserati.


En 1956, la Fórmula 1 se convirtió en un duelo entre los rivales de Módena: Ferrari y Maserati. Módena se dividía entre los que apoyaban a uno u otro equipo. Los domingos, los autos se enfrentaban en la pista, y los lunes por la mañana, los defensores del equipo ganador se burlaban de los partidarios del otro equipo en los bares y soportales del centro de la ciudad.

Tras la abrumadora victoria del Campeonato de la Fórmula 1 en 1957 en manos de Fangio, una serie de dificultades económicas forzaron a Adolfo Orsi a cerrar algunas partes de su imperio industrial, incluyendo la división deportiva. Fue un gran sacrificio, pero constituyó el principio de un cambio importante. Al concentrarse únicamente en el sector del automóvil, Maserati se transformó en poco tiempo en uno de los fabricantes de autos más prestigiosos del mundo.


Ya alejados de las pistas, Maserati tomó un rumbo encarado solo hacia los vehículos deportivos de calle. La «Dama Blanca», como se llamó al primer prototipo del 3500 GT, fue la respuesta de Maserati al mercado del automóvil durante los años del boom económico. En 1961, Maserati presentó también el GTI, famoso por ser el primer auto de Italia con inyección directa. 

En 1970 la familia Orsi decidió inyectarle sangre nueva a la empresa con la incorporación de Citroën como socio. La empresa se organizó por modelos y se volvió más estructurada al seguirse el ejemplo empresarial del fabricante de autos francés. 


Ya con Orsi fuera de la empresa, Citroën se la vendió a GEPI, una empresa pública italiana dirigida por el emprendedor ítalo argentino Alejandro de Tomaso. Todo cambió, aunque algunas cosas son para siempre: la fuerza propulsora e innovadora de Maserati, que no deja nunca de proponer nuevos modelos en el mercado.

Sin embargo, Para Maserati, su realidad actual, como marca de lujo consagrada, comenzó en 1993 con la participación del Grupo Fiat y el alejamiento de de Tomaso de la dirección. El ítalo argentino le daba paso a Giovanni Agnelli, con su increíble visión de futuro, comprendió el enorme potencial de este icono de excelencia (todavía pequeño) nacido en Italia.


La dirección de la empresa pasó a manos de Luca di Montezemolo, Presidente y CEO de Ferrari. No obstante, la adquisición final y completa de Maserati por parte de Ferrari se produjo en dos momentos diferentes, comenzando en 1997 y terminando en 1999. La historia de la asociación entre los dos fabricantes estaba destinada a hacerse más famosa que la antigua rivalidad existente entre ellos.

Tras tomar Ferrari las riendas, inicialmente la línea de producción de Maserati se detuvo. El objetivo estaba claro: cerrar por completo la fábrica de Módena, remodernizarla e introducir en ella las líneas de producción más modernas. 


Los trabajadores de Maserati se trasladaron temporalmente a Maranello, aunque en tan solo seis meses volvieron a la sede original histórica de Viale Ciro Menotti. Todo estaba listo. El futuro estaba comenzando.

La primera contribución de la dirección de Ferrari fue el impulso para la conclusión de un proyecto que ya se encontraba en marcha: el 3200 GT, un coupé diseñado por Giorgetto Giugiaro, que hizo su debut inicial en el Salón del Automóvil de París en 1998. 

Sin embargo, enseguida se decidió actualizar el coupé con un motor producido en Maranello. El Spyder nació de esta revolucionaria idea, siendo éste el auto que marcó el regreso de Maserati a los Estados Unidos, tras 12 años de ausencia en este mercado.


En 2005, Maserati se separó de Ferrari para unirse con otra empresa del Grupo Fiat, Alfa Romeo. Al 3200 GT, primer exponente moderno de la tradición de Maserati, le sucedieron los renovados Quattroporte, GranTurismo, y Ghibli en 2003, 2007, y 2013 respectivamente, y a futuro lo hará el primer sport utility de la marca en el correr de este año 2014.

Si bien los festejos por los cien años serán recién en el mes de diciembre, Maserati ya está oficialmente de fiesta, dado que goza de gran éxito y un crecimiento productivo sin precedentes. Más de 23.000 pedidos anuales convierten a Maserati en unas de las marcas con mayor crecimiento, por ejemplo en los Estados Unidos, y está presente en casi 70 países en todo el mundo, entre ellos China, que para representa el segundo mercado a nivel mundial para la empresa.


La marca tiene una presencia bastante tímida en Uruguay, donde en la última década se han comercializado menos de diez unidades. Si bien no es una marca tan recordada en el acervo popular como sus rivales Ferrari o Lamborghini, de todas formas, en el mundo hay pocas marcas con el legado deportivo e industrial de una marca como Maserati, que al igual que Neptuno en la mitología, dejó su marca grabada en la historia del automóvil, con su tridente en alto, combinando el poderío con mucha elegancia. Porque ya lo dice su slogan, es “el opuesto absoluto de lo ordinario”.
Texto originalmente publicado en la edición 2014 de la revista Automóviles de El Observador.
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