Con una carrocería tradicional, pero ubicada al revés: la base del concepto del Mustang de McCarty. |
Como sabrán, el Ford Mustang cumple este año su medio siglo de vida (ver nota). Pero resulta que no es el primer Mustang que existió. El verdadero pionero fue un sueño de un norteamericano llamado Roy McCarty, y contaba con varias soluciones innovadoras. Lo conocemos, después del salto.
De los creadores de "Papa Noel son los padres", llega "El primer Mustang no fue un Ford". Vamos a hacer un breve repaso histórico.
Nos ubicamos en Seattle, Washington, en 1948. Roy McCarty, un encargado de servicio de una concesionaria Lincoln -y como veremos, un gran soñador- se planteó crear un vehículo diferente, que marcara un quiebre en seguridad y economía.
Tomando piezas de diversas marcas, como la columna de dirección de un Jeep Willys, o un motor firmado por Continental, pensó al modelo que vemos en imágenes, al que decidió llamar Mustang. Casi dos décadas antes de que Ford hiciera lo propio.
Gracias a Tracy McCarty, la esposa del nieto del creador, podemos conocer ahora detalles de aquella invención. Destacaba por la carrocería de aluminio, ideada utilizando piezas derivadas de la aviación, la visibilidad como uno argumento de ventas y prometía consumos irrisorios para la época.
Pero había un problema: McCarty no contaba con el capital necesario para crear desde cero una marca de automóviles, por lo que -con algunas unidades construidas de forma artesanal-, el proyecto fue un fracaso. Y quedó en silencio hasta noviembre de 1965.
En pleno auge del Ford Mustang, McCarty consideró que su nombre estaba siendo utilizado de forma ilícita, por lo que decidió demandar a la automotriz norteamericana por una generosa suma: diez millones de dólares.
No hay datos sobre el final de la demanda, ni sabemos si Ford le pagó a McCarty la cantidad que solicitaba. Pero lo que sí tenemos, es una historia curiosa, y digna de ser compartida. En la fuente original (ver), se pueden ver hasta cada una de las cartas entre el inventor y la marca.
Chasis tubular de acero, centro de gravedad bajo y generosa habitabilidad, los argumentos de "venta".
Se movería gracias a un impulsor de cuatro cilindros y 59 hp, o uno de seis como opción.
Comparación entre ángulos de visión: interesante conclusión.
Estructura inspirada en el ala de un avión, con un esquema invertido respecto al habitual.
Fuente | BangShift